La propuesta intercultural del Centro de Formación Profesional Intercultural Salesiano de Resistencia.

Por: Débora Rodríguez
deboraalejandrarodriguez@gmail.com
Sobre la Avenida Italia en la ciudad de Resistencia, Chaco, late un espacio distinto: el Centro de Formación Profesional Intercultural Salesiano –C.F.P.I.S.–, donde jóvenes y adultos se forman en oficios, se encuentran, se reconocen en la diversidad y se animan a seguir soñando.
Desde 2018, este centro totalmente gratuito —nacido del impulso de la comunidad salesiana en Resistencia y con el apoyo de organizaciones suizas— ofrece formación laboral, con una opción preferencial para quienes más lo necesitan: jóvenes de comunidades originarias y sectores vulnerables.
Abrazar una identidad
Un aspecto que identifica al C.F.P.I.S. es su propuesta intercultural. Junto a oficios tradicionales como peluquería, panadería y herrería, se enseñan saberes propios del pueblo Qom —lengua, cestería y cerámica— como parte de un proyecto que valora y busca visibilizar la identidad cultural de los pueblos originarios del Chaco. Las formadoras de estos espacios —mujeres artesanas de la comunidad Qom— transmiten con orgullo y generosidad su herencia cultural.
Se enseñan saberes propios del pueblo Qom como parte de un proyecto que valora y busca visibilizar la identidad cultural de los pueblos originarios del Chaco.
En el curso de lengua Qom, Micaela, una joven docente de la comunidad, introduce a los estudiantes al idioma originario a través de cuentos, canciones e historias compartidas. “Busco visibilizar mi idioma y la cultura de mi pueblo. No solo aprendemos un lenguaje a través de los relatos, también aprendemos sobre la cultura, y la forma de vida de las comunidades originarias”, expresa.
Por su parte, Vanesa, ceramista, enseña cómo transformar la tierra chaqueña en piezas únicas que hablan de los ancestros. Y Graciela, con sus manos y su sabiduría, guía el taller de cestería: “La cestería expresa nuestro sentir y pensar”, afirma.
Presencias que acompañan
En un contexto marcado muchas veces por el abandono, la pobreza y la discriminación, el C.F.P.I.S. se vuelve refugio y motor. Porque, como decía Don Bosco, “lo importante no es solo que los jóvenes sean amados, sino que ellos se sientan amados”.
En un contexto marcado muchas veces por el abandono, la pobreza y la discriminación, el C.F.P.I.S. se vuelve refugio y motor.
Desde esa convicción no solo se ofrece formación: también se acompañan los trayectos formativos con presencia y cercanía. Con la ayuda de toda la comunidad, se brindan apoyos concretos en transporte, materiales de trabajo, alimentos y ropa, y se construye un clima donde cada estudiante se siente amado.
Micaela destaca que dentro de la propuesta encuentra valores del pueblo Qom: “la predisposición para estar con el otro, las acciones de solidaridad que se tiene para todas las personas que necesitan ayuda. Me resuena la frase que aprendí aquí “quiero ser útil a mi gente” desde esa enseñanza busco en todo lo que hago ser útil a mi pueblo”.
Donde Dios se hace presente
En cada curso, en cada historia, en cada taller, se respira el espíritu de Don Bosco: la apuesta por los más necesitados, el acompañamiento paciente, el trabajo como camino de dignificación, la educación como instrumento que impulsa a soñar.
La Casa Don Bosco en Resistencia es, en definitiva, un hogar que abraza la diversidad cultural, que camina junto a los jóvenes más vulnerados y que cree, profundamente, que otro futuro es posible.
Allí, como en cada rincón donde palpita el carisma salesiano, Dios se hace presente de forma sencilla: en las manos que amasan la arcilla, en las palabras que enseñan una lengua ancestral, en las fibras de palma que se entrelazan para formar un cesto… y en cada joven que vuelve a soñar y a creer que su vida tiene una misión.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2025