Vivir Intensamente

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Algo más que la autogestión de las emociones.

Por: Zamira Montaldi
zmontaldi@yahoo.com.ar

En el mes de junio se estrenó la película de Pixar, Disney, “Intensamente 2”, que pone en escena, como ya lo hizo anteriormente, una mirada sobre cómo funcionan las emociones. Para eso, se valdrá de la historia de Riley, una –ya no tan– niña a la que acompañaremos en su tránsito hacia la adolescencia. A través de la narración de nuevas aventuras, al “cuartel general”, o sea, el equipo compuesto por las emociones de la alegría, tristeza, furia, temor y desagrado; se le sumarán otras tales como la ansiedad, el aburrimiento, la envidia y la vergüenza. Todas juntas tendrán la misión de desplegar las respuestas de Riley hacia el mundo.

Intensamente adolescente

Uno de los tópicos salientes del film es el que hace a la cuestión de la adolescencia y, por eso, será valioso retomar los aportes del psicólogo alemán, Erik Erikson. En su teoría del Desarrollo Psicosocial afirma que cada persona, a lo largo de su existencia, atraviesa ocho etapas vitales. En cada una de estas fases, deberá resolver una crisis. Según cómo estas se tramiten será el desarrollo que como persona alcance.

Particularmente, en la etapa de la adolescencia, se transitan experiencias de incertidumbre e inseguridad. Allí se pondrá en duda mucho de aquello en lo que antes se confiaba. Dirá Erikson que, si esta fase se atraviesa de manera adecuada, la persona construirá una identidad sólida que le permitirá avizorar un proyecto de vida.

Veremos también, tal como se muestra en la película a través de las compañeras de hockey y de las amigas del colegio, que la pertenencia a un grupo de pares, no es algo secundario para la protagonista. Esto es porque para un adolescente, el “sentirse parte de”, se vuelve algo vital debido a que es uno de los componentes que le otorga identidad. Dato no menor para alguien que aún está descubriendo el mundo y su lugar en este; y está transitando, como ya referimos, un tiempo de incertidumbre.

Las emociones no son simples sentimientos individuales sino son el resultado de un encuentro con el mundo.

De hecho, hagamos un ejercicio de memoria emotiva y pensemos en nuestros espacios educativo-pastorales: ¿cómo se siente un chico o una chica que
se encuentra excluido de su grupo de pares? Es muy probable que sufra y es entendible: son sus pares las piezas vitales que apoyan y acompañan su proceso de identificación.

Otro rasgo que se muestra en el film está referido al movimiento que realizan los adolescentes desplazándose, desde la familia de origen, hacia una vida social más amplia. A través de la extensión de su campo de socialización, surgirán nuevas visiones del mundo que, no necesariamente, entran en diálogo con las ya propuestas por el legado familiar. La incorporación de otro sistema de creencias no es ni bueno ni malo. Lo que sí, es necesario: será mediante esa aparente conflictividad de intereses, desde donde el adolescente hará su propia síntesis personal para conformar su singular manera de ser y estar en el mundo.

Tal vez, no sea una pregunta menor, interrogarnos por los espacios vitales que ofrecemos a los chicos y chicas que transitan nuestras propuestas educativo- pastorales. ¿Qué sistema de creencias ofrecemos allí? ¿Cuánto favorecen a una síntesis personal que promueva el crecimiento de los jóvenes?

¿Dónde está tu hermano?

Avancemos un poco más y hagamos lugar para abordar el plano de las emociones: dinamo central de la película. En pocas palabras, a través de un juego simpático y creativo, se personifican las emociones humanas, para mostrar cómo estas se comportan al interior de la mente e influyen en la personalidad de la protagonista. Ciertamente, Riley debe lidiar con situaciones
difíciles que la desafían e impulsan a reconocer y gestionar su mundo emotivo.

No obstante, hay algunas cuestiones que serán necesarias tener en cuenta, para un abordaje más profundo sobre lo que propone la película.

Primero, es importante advertir que, la filosofía sobre las emociones que está presente en la historia, puede llevar a interpretaciones reduccionistas. En la
mayoría del film, se suele mostrar el mundo interno de Riley, dejando afuera, a menudo, al contexto que las provoca. Esto deja entrever que, aquello que le pasa a la protagonista, y que le puede suceder a cualquier persona con su propio acervo afectivo, es responsabilidad personal. Por lo tanto, dependerá de cada uno la manera en que se “gestiona” lo que sentimos.

Y es aquí uno de los límites de “Intensamente 2”: borrar la ligazón con los contextos sociales en que se gestan los sentires, interrumpe una posible y necesaria “ética de la relacionalidad”. Con esto nos referimos a favorecer una comprensión más honda sobre las emociones en donde se vislumbre que no son simples sentimientos de un estado individual sino que son el resultado de un encuentro con el mundo. Tomando las palabras de Ana Abramowski, pedagoga argentina que ha realizado aportes muy valiosos sobre la educación emocional en las escuelas, las personas se configuran en tanto sujetos, no por una gestión autónoma del yo, sino a través de la interacción entre el yo y el mundo. Es por eso que, la otredad, es el mapa vital para pensar los afectos y las emociones.

En tiempos en donde parece que estar sano consiste en “sentirse siempre bien”, cuán necesario será reflexionar sobre cómo acompañamos a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de nuestras obra para que, en las distintas etapas que transitan hacia su desarrollo personal, se comprendan como co-hacedores del bienestar profundo del prójimo. En definitiva la pregunta será por dónde está tu hermano y no sólo por cómo se siente.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2024

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