«Me animan al futuro, pero ¿qué hago con mi presente?»

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Brindar herramientas para el presente de los jóvenes.

Por Leonardo Díaz
ldiaz@donbosco.org.ar

Es posible que en las diferentes experiencias educativas por las que hemos transitado nos hayan dicho una y otra vez “esto te va ayudar en un futuro”. Pero, ¿cuál es ese futuro? ¿Cuándo llega? ¿Llega?

En algunos diálogos con los jóvenes ellos manifiestan poco interés por completar los estudios de la secundaria, pareciera que es innecesaria en algunos sectores de la sociedad, y hasta es posible que la realidad así lo presente. 

¿Cómo acompañamos la vida y el proceso cotidiano de aquellos jóvenes a quiénes solo le predicamos que el estudio les va a traer un mejor futuro? ¿Qué herramientas les brindamos para su presente?

Etapa de sueños y proyectos

La adolescencia suele ser una etapa vital asociada a “crisis e incertidumbre”, con espacios que hay que respetar y saber acompañar, incluso en silencio. Pero justamente por eso en estos años se presentan los sueños, proyectos y metas, motores de una vitalidad inigualable. 

Y también en esta etapa los educadores buscamos transmitir la pasión por el aprendizaje y las herramientas que éste brinda. Sin embargo, no podemos hacerlo pensando solo en el futuro, –en una realidad que todavía no existe– sino que es fundamental que podamos entender el aprendizaje como una herramienta también para el presente.

Nuestra presencia significativa y preventiva en sus procesos de aprendizaje favorece su desarrollo personal, no solo hablándoles del futuro, sino de todo lo que pueden lograr hoy. Enseñarles maneras de pensar y discernir sus opciones de vida puede servir no solo para mañana, sino para hoy mismo

La educación pone a disposición de quien la recibe diferentes herramientas por eso sería deseable que los jóvenes puedan ir haciendo uso de las mismas para adquirir nuevos conocimientos y también para construir sus opciones vitales. Por otro lado, como educadores no solo nos enfocamos en aportar herramientas, sino también en acompañar a los jóvenes para que puedan discernir en qué momentos utilizarlas y cuándo es mejor esperar, brindando una confianza tal que le permita desplegar sus alas y también así enriquecer nuestro proceso educativo. En ese momento ya no habrá que presentar la educación como necesaria para el futuro, sino que, por sí misma, se presentará necesaria en cada uno de los jóvenes

Los educadores podemos brindarles a los jóvenes aquellas herramientas que los animen a crecer, confiar, despegar y ver en la educación una piedra angular, necesaria para cada opción de su vida. Seamos capaces de contagiar el amor al aprendizaje, porque sin amor, no hay proceso, sin proceso no hay aprendizaje y sin aprendizaje no hay ni presente, ni futuro.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2023

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