“Don Bosco y Mazzarello nos miran contentos, pero nos impulsan a no estancarnos”

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La hermana Silvia Boullosa, nueva inspectora del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en Argentina.

Nacida en Montevideo, Uruguay, hace 59 años, la hermana Silvia Boullosa conoció a las Hijas de María Auxiliadora a través de su madre, Eloisa, exalumna del Instituto. Durante su niñez y adolescencia concurrió al colegio San José y luego al instituto Andres Pastorino: “Quedé feliz de conocer más a Jesús, María Auxiliadora, San José, Don Bosco y Madre Mazzarello, que las hermanas supieron compartir en palabras y en obras”.

Esa experiencia, junto a otras que vivió como animadora en los grupos juveniles, la llevaron a preguntarse por su vocación como consagrada entregada a los jóvenes. “Me decidí un 24 de mayo, y con la Auxiliadora tuve la fuerza para dejar a mi novio, dialogar con mi padre que se decía ateo, separarme de mi hermano mellizo, dejar la familia y amigos —relata Silvia—. Al mes de mi decisión entré al Aspirantado, y hoy me siento una feliz Hija de María Auxiliadora, que ha podido estar con los jóvenes, especialmente los que estaban en mayor riesgo”.

Desde el 31 de enero de 2023, la hermana Silvia será la provincial de la nueva presencia de las Hijas de María Auxiliadora en Argentina, agrupadas en una única inspectoría con sede en Córdoba.

¿Qué servicios has prestado a lo largo de tus años en el Instituto?

Me formé como maestra, y como tal dí clases en la educación formal y no formal. Fui “párroca” junto a mis dos hermanas de comunidad, ya que el arzobispo de Montevideo nos confió la parroquia San Lorenzo. Tuvimos distintos capellanes: jesuitas, del clero diocesano y salesianos. Animamos las propuestas pastorales de la parroquia y hasta administré muchos bautismos. Participé de las reuniones del Presbiterio, de la Coordinadora de Pastoral de Parroquias y en la Coordinadora Arquidiocesana.

También en la parroquia fui formadora, acompañando aspirantes, postulantes, junioras y la misión de las novicias. Y abrimos, en convenio con el Estado, el Club del Niño “Puertas Abiertas”, atendiendo a los niños y adolescentes en situación de riesgo. Coordiné el Movimiento Juvenil Salesiano, animé grupos asociativos; formé parte del equipo de obras sociales coordinando con los salesianos y participé del equipo provincial. Formé parte del Consejo Provincial, fui vicaria provincial e inspectora. Luego, del 2008 al 2021, fui Consejera General Visitadora.

¿Qué conocés de la misión salesiana en Argentina? ¿Qué riquezas podés identificar?

Admiro la misión salesiana en Argentina, que ha tenido sus orígenes en los sueños proféticos de Don Bosco, quien fue pionero en enviar las expediciones misioneras de salesianos a las que poco después nos unimos las hermanas. Todo habla de sacrificio, entrega y aprendizaje, así sea la experiencia del pasado o la del presente. 

Percibo que las obras tienen la fuerza transversal de la misión, y especialmente las opciones por trabajar con los más pobres y con los pueblos originarios. El futuro está sostenido por los llamados reiterados del papa Francisco a no descuidar la misión en la Patagonia y seguir el desafío de una entrega que precisa siempre de sacrificio y pasión por el Reino.

“El futuro está sostenido por los llamados reiterados del papa Francisco a no descuidar la misión en la Patagonia”

Encuentro como riqueza que la Familia Salesiana se deja evangelizar para evangelizar con los jóvenes. Se hace camino con los hermanos laicos y hay muchas experiencias educativas y misioneras compartidas en las cuales se intenta encarnar el carisma. Siento también gratitud a tantos y tantas misioneras que hasta hoy son una fuerte ayuda para continuar haciendo realidad el sueño de Don Bosco y nos animan a seguir soñando juntos.

¿Cómo has tomado esta invitación de la Madre a prestar servicio como inspectora de esta nueva realidad de las Hijas de María Auxiliadora en Argentina?

Lo he tomado con mucha fe y oración. Quiero mucho esta tierra, porque hice mi noviciado en Funes, Santa Fe. Conozco muchas hermanas y la verdad es que la acogida que recibí después de la noticia me ayudó a serenarme, porque el desafío que han hecho en el discernimiento de unificar las tres inspectorías es muy grande y desearía, con la ayuda del Espíritu Santo, poder responder a la altura de todo ese camino. Creo en el trabajo de equipo, en la inclusión, en la participación, en el discernimiento, en la sinodalidad. Creo que Dios, la Auxiliadora y nuestros santos nos acompañan.

“Creo en el trabajo de equipo, en la inclusión, en la participación, en el discernimiento, en la sinodalidad. Creo que Dios, la Auxiliadora y nuestros santos nos acompañan.”

Por lo tanto, conjugaré con ellas y con las comunidades educativas el verbo “aprender”; me entusiasma poder tejer juntas y juntos un tapete de comunión sinodal, que será una construcción que servirá de apoyo a las nuevas generaciones.

¿Qué sueños tenés para el Instituto en esta realidad concreta de la Argentina y sus jóvenes?

Siento que estamos viviendo un “año de Gracia” y ojalá haya respuesta de más jóvenes que se animen a seguir a Jesús y que, encarnando el carisma, puedan ser nuevas Hijas de María Auxiliadora y nuevos Salesianos de Don Bosco; nuevos jóvenes que viven las diversas vocaciones en la Familia Salesiana, respondiendo al llamado de Dios en el grito de los jóvenes. Creo que Don Bosco y Madre Mazzarello nos miran contentos, pero también nos impulsan a no estancarnos y seguir alegres dando respuesta a la realidad del país. 

“Admiro la misión salesiana en Argentina, que ha tenido sus orígenes en los sueños proféticos de Don Bosco. Todo habla de sacrificio, entrega y aprendizaje, así sea la experiencia del pasado o la del presente”.

La Argentina está pasando por momentos delicados en todos los niveles, y la esperanza de los jóvenes se ve amenazada. Creo que allí hay tanto de misión para seguir entregándose como ya lo están haciendo hoy las hermanas y la Familia Salesiana. 

Estoy dispuesta a conocer más la realidad y entrar con pies descalzos a esta gran geografía, donde la naturaleza variada habla de la diversidad de culturas. Sueño caminar con mis hermanas, jóvenes y laicos en la construcción permanente de espacios donde todos tienen para aportar en la “casa común”; donde todos nos sintamos atentos en cuidar la dignidad recíproca para generar vida, al estilo de Don Bosco y Madre Mazzarello.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – AGOSTO 2022

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