Miles de fieles celebraron en Luján la beatificación del cardenal argentino.
El sábado 16 de diciembre, en las puertas de la Basílica de Luján y ante miles de personas, el Cardenal argentino Eduardo Pironio fue proclamado beato. La celebración de la Eucaristía contó con la presencia de fieles llegados de diferentes partes del país, que desde temprano se apostaron en la plaza seca algunos con sus equipos de mate y otros con bebidas frescas, pero todos con una notable alegría en sus rostros.
Eran cerca de las 11 horas cuando comenzó la Eucaristía bajo un intenso calor a pesar de que la mañana se presentó nublada y con una leve brisa. Ya desde la noche anterior cientos de jóvenes habían participado de la vigilia juvenil en honor al flamante beato argentino, muy cercano y promotor de las juventudes en la Iglesia Católica.
Ellos y ellas, junto a los consagrados y laicos y laicas celebraron con alegría luego de que el cardenal Fernando Vérgez, leyó la carta apostólica mediante la que el Papa Francisco concedió la beatificación del cardenal y estableció como fecha de su fiesta litúrgica el 4 de febrero.
Luego tomó la palabra monseñor Carlos Marlfa, –obispo de Chascomús y estrecho colaborador de Pironio en la diócesis de Mar del Plata–, quien con la voz entrecortada de la emoción expresó para todos los presentes: “Después de haber recibido el parecer del Dicasterio de las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, cardenal de la Santa Iglesia Romana, humilde pastor según el espíritu del Concilio Vaticano II, testigo de esperanza y paciencia evangélica, infatigable defensor de la causa de los hermanos más pobres, de ahora en adelante sea llamado beato” .
La celebración contó también con la presencia de los miembros de la familia Franco –entre ellos Juan Manuel, el protagonista del milagro realizado por intercesión de Pironio-, quienes junto con seminaristas de la diócesis de Nueve de Julio, llevaron hasta el altar reliquias de Eduardo Pironio. A continuación, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, le agradeció al Papa por la beatificación en nombre de todos los obispos.
Una vez concluida la celebración el cardenal Vérgez encabezó una procesión hasta el interior de la basílica de Nuestra Señora de Luján, donde está la tumba del nuevo beato e invitó a los presentes a extender una oración de acción de gracias por su beatificación.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – DICIEMBRE 2023