“No imagino la vida sin Don Bosco”

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El Rector Mayor junto a los jóvenes, durante su última visita a México.

Con el Sínodo que se celebra en Roma, la Iglesia quiere escuchar los sueños de los jóvenes y responder con toda su “maternidad”. En perfecta armonía, los salesianos nos preparamos para hacer lo mismo con la celebración del Capítulo General. Queremos escuchar el corazón de los jóvenes: qué esperan de nosotros, cómo podemos ayudarlos y cómo pueden ayudarnos a ser más fieles al Señor. Su participación en la asamblea del Capítulo será más que “simbólica”; pero incluso si no pueden participar físicamente, estarán presentes con su palabra fuerte, valiente y “atrevida” que acogeremos con un corazón dispuesto.

El tema del Capítulo será “¿Qué salesianos para los jóvenes de hoy?”. A modo de ejemplo, me gustaría compartir dos escritos que me han llegado recientemente. El primero es un mensaje personal en Facebook; y el otro es un testimonio de un joven que conocí en una de mis últimas visitas. Les comparto algunos fragmentos:

“Querido Don Ángel,

Decidí escribirle solo para decirle algo: el tema del Capítulo me pareció maravilloso. (…) Me parece que el Capítulo nos involucra directamente a nosotros, a los jóvenes y animadores, siempre sensibles a los gestos que tienen con nosotros.

Honestamente, algunas veces me sentí un poco triste porque para algunos salesianos parecen ser más importantes otras cosas como las cuentas, la economía, los edificios o la administración. (…) Necesitamos salesianos con convicción, sueño y pasión, que puedan ser testimonio del amor de Cristo y ejemplo de lo que profesaba Don Bosco”.

 

Y en mi última visita a México, un joven del Movimiento Juvenil Salesiano me dio esta carta:

“Tengo 23 años. Soy originario de la frontera, Nuevo Laredo, Tamaulipas. Es realmente un desafío escribir estas palabras y saber que serán leídas por el sucesor de Don Bosco.

Conozco a los salesianos desde hace diez años. Considero una gran bendición haber visto el nacimiento de un oratorio de un verdadero basurero; la alegría de ver cómo se formó una comunidad que quería trabajar, marcar la diferencia, cultivar un área de alegría, convivencia y paz para nuestros niños y jóvenes. Un lugar para amar a Cristo libremente.

Fue difícil mantener vivo el oratorio, debido al ambiente lleno de alcohol, tráfico de drogas y migración ilegal, donde los más expuestos son los niños y niñas.

(…) Muchos de nosotros no imaginamos una vida sin Don Bosco, sin salesianos, y podemos afirmar que no estaríamos enamorados de Dios de una manera “loca”, llena de risas y grandes experiencias, sin él. Don Bosco ha guiado a los perdidos que, sin conocer la dirección de su vida, han encontrado la respuesta dentro de esta casa, escuela, iglesia y patio”.

 

¡Qué importante es para estos jóvenes el camino de la vida en el ambiente salesiano en el que se encuentran! Y cómo este entorno los lleva al encuentro con Jesús. Nos piden estar cercanos, caminar junto a ellos, especialmente en las decisiones importantes.

Somos hijos de un soñador: no permitiremos que los sueños de los jóvenes desaparezcan como estrellas fugaces.

Don Ángel Fernández Artime

BOLETIN SALESIANO – OCTUBRE 2018

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